jueves, 26 de septiembre de 2013

La Mandrágora o De periculosa herba



No sólo se trata de un libro de Maquiavelo. La mandrágora ha suscitado, sobre todo en la Edad Media, toda suerte de inquietudes y respuestas que permanecieron silenciadas por considerarse de hechicería o brujería.

Los hombres y mujeres medievales, si bien tenían la risa prohibida, sabían divertirse, si tenemos en cuenta su contexto histórico y sociocultural, claro está. Un hombre medieval no comprendería jamás nuestra manera de divertirnos y reírnos en nuestros días, de la misma manera que alguien moderno no lo haría con alguien del medioevo. A esa modesta hilaritas permitida, se le agregan las fiestas. Sin embargo, lo escatológico y lo sexual también formaban parte de la risa y de lo permitido, aún a escondidas de la Iglesia. Es por eso que muchos de los códices dibujados y copiados por monjes se amparan en el anonimato. Buscar protección en el silencio elocuente de los dibujos resulta esencial. Y allí se entroncan, valga el término, con las plantas y sus formas, que aluden a los órganos sexuales o proveen de ciertos destilados y ungüentos sanadores.

Allí está la mandrágora, fruto relacionado con la forma genital para algunos, con la forma humana para otros. Sin embargo, resulta un lugar común para la hechicería y la medicina. En el film "Conquista sangrienta" (Flesh & Blood, 1985, de Paul Verhoeven) se recurre a este elemento con fines medicinales y afrodisíacos. En "El laberinto del Fauno" (2006, Guillermo del Toro) se emplea como antiabortivo, tiene forma de feto y se lo coloca debajo de la cama en la que yace la embarazada. Es fama que al arrancarla de raíz, emite un sonido ensordecedor, por lo que se la suele atar a una soga en cuyo extremo se lía también a un perro; se hace correr al animal y se evita así oír el chillido. 


Se la relaciona con la fertilidad, según algunos, debido a la forma genital. En ciertos códices y murales franceses e italianos como en Massa Marittima, han aparecido árboles cuyos frutos se relacionan con la virilidad. Los recolectan mujeres, y a no extrañarse que entre ellas hay monjas.



2 comentarios:

  1. Estupendo. Estoy emocionado con esta búsqueda tan elaborada. Enhorabuena. Que dios le bendiga.

    ResponderEliminar