- La ley de repetición: los eventos se repiten, en ocasiones hasta 3 veces, no a través del detalle o la descripción, como hace la literatura o épica culta (escrita). Se usa para lograr tensión por el énfasis y para llenar el cuerpo de la narración, como un enigma o una prueba que se proponen al héroe. Esta ley se relaciona con las dos siguientes: ley de dos y ley de tres, y la de los gemelos. También se vincula con la ley del patrón.
-La ley de dos en escena: cada escena tendrá sólo dos personajes que hablen o aparezcan juntos al mismo tiempo, sin perder identidad: príncipe y princesa, el héroe y el monstruo, el joven guerrero y el sabio consejero, etc. Si en esa escena hay más de dos personajes, éstos permanecerán en silencio.
-La ley de tres: las cosas se desarrollan de a tres (personajes, escenarios, momentos salientes del relato, tres pruebas, tres enigmas, etc.)
-La ley de contraste: la narrativa folklórica se basa en pares antitéticos, el débil y el fuerte, el rico y el pobre, el hombre y el monstruo, el bien y el mal.
- Ley de peso de proa: cuando hechos o personas se suceden en serie, el principal viene primero. Esta ley se opone a la de peso de popa o de la posición final: en la serie de hechos o personas es la última donde recae la preferencia del narrador, como el hijo menor será el más simpático y su última prueba será decisiva.
- La ley de la unidad de la trama o concentración en un personaje principal. Él o ella es el que conduce y llena con su figura; cuando la saga o historia presenta dos héroes, uno solo es en verdad el protagonista, Sigfrido, Beowulf, Aquiles, etc. Es la ley de unidad de protagonista.
- La ley del patrón o del modelo: las acciones repetidas serán lo más parecidas posibles, en un cuadro de situaciones sucesivas simétricamente: tres días seguidos un joven va a un sitio desconocido, encuentra cada día un gigante, mata a cada uno de idéntico modo, etc.
- La ley del uso de escenas-cuadro: algunos momentos de la narrativa folklórica evocan imágenes visuales. Las escenas resultan paradigmáticas: San Jorge y el dragón, Perseo sosteniendo la cabeza de Medusa, etc.
- La ley de la lógica: la narrativa folklórica encuentra su viabilidad no en su sentido realista sino en su lógica interna (el verosímil aristotélico). Así, todo motivo o elemento debe influir en la acción y justificarse con relación a ella.
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