Existe una larga tradición en el pensamiento occidental que se refiere al tema del amor y a sus manifestaciones. Ya Platón, en su Fedro, se preguntaba por las tretas del amor y advertía del carácter alterado de un amante, aquel que en su enamoramiento a menudo toma decisiones de las que suele arrepentirse luego. Pero es en la Edad Media cuando la idea del amor como un padecimiento físico se afianza y el mal de amor empieza a figurar incluso en los tratados médicos de la época.
En un texto llamado Questiones Super Viaticum, (1250), Pedro el Hispano, teólogo y médico, describe las características de cierta dolencia llamada amor hereos, aegritudo amoris, es decir, la enfermedad del amor.
En un texto llamado Questiones Super Viaticum, (1250), Pedro el Hispano, teólogo y médico, describe las características de cierta dolencia llamada amor hereos, aegritudo amoris, es decir, la enfermedad del amor.
Pocos años antes Andreas Capellanus, también conocido como Andrés el Capellán o André le Chapelain, había escrito un tratado llamado De amore, un texto descriptivo sobre el amor y sus síntomas. Se dice que el autor se basó para esto en El collar de la Paloma: Tratado del amor y los amantes, libro escrito en 1023 por el poeta árabe Ibn Hazm, visir de Abderramán V en el Califato de Córdoba. En dicho tratado Ibn Hazm se refiere a la naturaleza del amor como fuerza externa y poderosa que provoca fuertes reacciones en quien le experimenta. Ambos textos, además, describen un sistema de señales asociadas al amor entre las cuales se encuentran, por ejemplo: la falta de sueño y de apetito, la intensa reacción al oír pronunciar el nombre de la amada, la forma ansiosa de mirar al firmamento o los temblores cuando se aproxima el ser querido.
El libro de Andrés el Capellán define también una serie de reglas y procederes necesarios para identificar al verdadero amor. Hacen parte de sus características el que el caballero profese su total devoción a una sola mujer y que a ésta muestre absoluta lealtad a través de obras y sacrificios. Este tipo de afecto, llamado también del "amor cortés", tiene lugar tan sólo entre personas nobles y no ocurre jamás dentro del matrimonio. La filosofía del amor cortés se corresponde con el imaginario de la lealtad feudal que ubica a la amada en el lugar del señor frente al vasallo y a menudo también en el sitio del creyente ante su fe.
Para citar tan sólo un caso entre los muchos célebres enfermos de amor de la literatura de Occidente, cabe mencionar a Leriano, protagonista de Cárcel de amor; el propio Amadís de Gaula; Calisto en La Celestina; Don Quijote de la Mancha quien en la Sierra Morena, emulando a Amadís, realiza una penitencia de amor caballeresca; Orlando- también conocido como Rolando, Roldán o Roland- padece del mal por Angélica en el Orlando furioso de Ludovico Ariosto, hipertexto del Orlando innamorato de Mateo Boiardo. Los grandes poetas como Shakespeare, Quevedo, Lope de Vega, Garcilaso, Sor Juana Inés de la Cruz y José Asunción Silva manifestaron literariamente esta tradición del amor hereos, la inexplicable dolencia que consume todo aliento y todo lo gobierna y de la cual, no obstante, nadie quiere salvarse.
Una de las más prolijas y antiguas formas de aproximar el tema del amor en la literatura ha sido la personificación del sentimiento en figuras que resaltan su carácter impredecible y travieso. Pensamos, por supuesto, en Cupido o en relatos sobre poderosos brebajes que suspenden la capacidad de razonar del amante. Así, desde el hechizo de Tristán e Isolda hasta el conjuro de Celestina, se suele atribuir a un factor ajeno, externo, esta cualidad, de la cual el enfermo no es culpable en absoluto. Por ello existe una tradición que habla del amor como padecimiento físico, esto es, una enfermedad como cualquier otra, con síntomas, tratamientos y -sólo en ciertos casos- cura.
Los griegos tienen cuatro palabras que se traducen por la sola palabra española “amor”:
- eros, se refiere al amor romántico, el amor entre los sexos;
- storgé, que es el amor entre los miembros de la familia;
- filía, que se refiere al cariño que se siente por los amigos.
- ágape, un amor basado en principios más bien que en emoción o egoísmo. El mas importante es el amor agape por que es el amor que dios da desinteresadamente y el que todo cristiano debe de tratar de cultivar