I • GRÉNDEL
Skild, fundador de la dinastía skildinga. Sus funerales.
1 ¡Oíd! Yo conozco la fama gloriosa1
2 que antaño lograron los reyes daneses,
3 los hechos heroicos de nobles señores.
4 A menudo los bancos tomábales Skild,2
5 el hijo de Skef, a la gente enemiga;
6 infundía pavor el que fue recogido3
7 en penoso abandono. Consuelo le cupo,
8 pues luego en la tierra con gloria vivió
9 y a todos los pueblos que habitan la orilla
10 del paso del pez a su mando los tuvo,4
11 tributo le daban. ¡Era un rey excelente!
12 Entonces un hijo le vino a nacer,
13 heredero en palacio. Enviábalo Dios
14 en alivio del pueblo: Él sabía su aprieto
15 de tiempos atrás, cuando mucho sufrieron
16 sin un soberano. El Señor de la vida,
17 el Dios Celestial, concedióle renombre:
18 fue famoso Beowulf, lejos la gloria5
19 del hijo de Skild se extendió por Escania.6
20 Es así como un joven se sabe lograr7
21 —ofreciendo regalos, ya en casa del padre—
22 que luego, de viejo, al venirle batalla,
23 rápida acuda animosa su gente,
24 le apoyen los hombres. ¡Con nobles acciones
25 prospera un señor en un pueblo cualquiera!
26 Su hora le vino al intrépido Skild,
27 al encuentro marchó del Señor de la Gloria.
28 Sus amados guerreros lleváronlo entonces
29 a orillas del mar, como él ordenó,
30 el monarca skildingo, cuando habla tenía;8
31 fue largo el reinado del bravo caudillo.
32 Ya estaba dispuesto, con proa curvada
33 y cubierto de nieve, el navío del rey;
34 fue colocado el egregio señor
35 dadivoso de anillos a bordo del barco,9
36 al pie de su mástil. Abundaban allá
37 los tesoros y adornos de tierras lejanas.
38 No sé de otra nave que así se equipara
39 con armas de guerra, espadas, arneses
40 y cotas de malla; repleta quedó
41 de magníficas joyas, que lejos con él
42 deberían partir en poder de las aguas.
43 De rico tesoro dotaron al rey:
44 en nada peor al que un día a su lado
45 pusieron aquellos que, solo en el barco,
46 siendo muy niño, lo dieron al mar.
47 Sobre el noble caudillo erigieron después
48 un dorado estandarte. Le dejaron partir,10
49 lo llevaron las olas. Con ánimo triste,
50 apenados, quedaban. No hay en verdad
51 un señor en la tierra, un sabio varón,
52 que sepa decir quién obtuvo esta carga.
53 Beowulf skildingo, el amado monarca,
54 allá mucho tiempo reinó en su reducto,
55 alabado entre pueblos: ya estaba su padre
56 sin vida terrena. Nacióle después
57 el intrépido Halfdan, que en tanto vivió
58 —belicoso y anciano— mandó a los daneses.
59 A aquel noble señor le vinieron al mundo,
60 uno tras otro, cuatro herederos:
61 Hérogar, Ródgar y Halga valiente;
62 fue Irsa la esposa —cuentan—de Onela,
63 compañera de lecho del bravo skilfingo.11
64 El ínclito Ródgar buena fortuna12
65 en las guerras tenía y por ello gozoso
66 apoyábale el pueblo: era grande su tropa
67 de jóvenes héroes. Quiso aquel rey
68 que le hicieran los hombres un rico palacio,
69 que le fuese erigida una hermosa mansión
70 —una sala excelente y mayor que ninguna—,
71 para allá repartir entre mozos y ancianos13
72 todos los bienes que obtuvo de Dios,
73 a excepción de la tierra o la vida del pueblo.
74 He oído contar que a lejanas naciones
75 que habitan el mundo mandato les vino
76 de alzar la morada. Acabósele pronto
77 al egregio caudillo —en el plazo fijado—
78 su rica mansión; el nombre de Hérot
79 entonces le puso el de gran poderío.
80 Cumplió su proyecto: regalaba en las fiestas
81 magníficas joyas. Alto y hermoso
82 el palacio se erguía. Respetábanlo aún14
83 las ávidas llamas: fue sólo más tarde
84 que vino a surgir entre el suegro y el yerno
85 —enemigos feroces— el odio de espadas.
Gréndel, enfurecido por los cantos cristianos que allá se recitan, ataca el Hérot.
86 El monstruo maligno, con rabia terrible,
87 allá se irritaba en las torvas tinieblas,
88 día tras día oyendo en la sala
89 el gozoso alboroto, los sones del arpa
90 y el canto del bardo, que bien exponía
91 el origen primero de todas las razas,
92 cómo Dios Poderoso la tierra creó
93 —la dulce campiña que abrazan los mares—,
94 cómo hizo el Eterno el sol y la luna
95 para luz de los hombres que habitan el mundo;
96 a los campos —decía— su adorno les puso
97 de hierbas y ramas, y de vida dotó
98 a los seres diversos que tienen aliento.
99 Los daneses vivieron con mucha alegría
100 en la bella mansión hasta el día en que vino
102 Llamábase Gréndel aquel espantoso
103 y perverso proscrito: moraba en fangales,
104 en grutas y charcas. Desde tiempos remotos
105 vivía esta fiera entre gente infernal,
106 padeciendo la pena que Dios infligió
107 a Caín y a su raza. Castigó duramente
108 el Señor de la Gloria la muerte de Abel,
109 no obtuvo Caín de su hazaña provecho:
110 Dios le exilió y apartó de los hombres.
111 Es de él que descienden los seres malignos,
112 los ogros y silfos y monstruos todos,
113 y también los gigantes que tiempo muy largo
114 al Señor se opusieron. ¡Les dio su castigo! 15
115 Oculto en la noche Gréndel marchó
116 al hermoso palacio, queriendo saber
117 lo que hacían los hombres después de la fiesta.
118 Vio que del sueño los nobles daneses 16
119 allá disfrutaban: nada malo temían,
120 ninguna desgracia. El demonio infernal,
121 dañino y furioso y pronto dispuesto,
122 treinta vasallos con ira y con rabia
123 tomó de sus lechos. Luego escapó,
124 del botín orgulloso, llevando consigo
125 el macabro trofeo a su torva guarida.
Los daneses sufren los ataques de Gréndel durante doce años, impotentes para librarse de él.
126 Cuando el alba llegó, al venir la mañana,
127 el estrago de Gréndel fue descubierto:
128 tras la fiesta se oyeron muy grandes quejidos,
129 lloroso alboroto. El ínclito rey,
130 el egregio señor, se llenó de tristeza;
131 asaltóle el dolor, embargóle la pena,
132 viendo la injuria del mal enemigo,
133 el feroz malhechor. ¡Allá tuvo congoja,
134 muy largo pesar! Poca tregua le dio,
135 pues hízole luego, a la noche siguiente,
136 mayor desafuero: con toda osadía
137 atacó y destruyó. ¡Su maldad le incitaba!
138 Era fácil de hallar un guerrero que lejos
139 tratara de hacerse de un lecho seguro,
140 de cama mejor, cuando fue conocida
141 y por claras señales muy bien comprobada
142 la furia de Gréndel: a salvo se puso,
143 en lugar apartado, quien de él escapó.
144 Contra todo derecho hostigaba a los hombres
145 y vino a ocurrir que quedóse desierta 17
146 la excelsa morada. Aquello duró:
147 doce años seguidos sufrió este ultraje
148 el señor skildingo, su grave infortunio
149 y amargo pesar. En tristes cantos
150 la nueva extendióse y corrió por el mundo;
151 contaban que Gréndel querella con Ródgar
152 tenía de antiguo, que dañábale mucho
153 con odio y maldad desde tiempo lejano,
154 en acoso constante. Él paz no quería
155 con hombre ninguno del pueblo danés
156 ni dejar de matar recibiendo tributo.
157 ¡No cabía contar con brillantes riquezas 18
158 que en pago a las muertes el monstruo entregara!
159 La fiera maligna, la torva criatura,
160 a mozos y ancianos buscaba y seguía,
161 siempre acechante. En eternas tinieblas
162 su ciénaga estaba, mas poco se sabe
163 del sitio que habita su raza infernal.
164 Muchos males traía el que odiaba a los hombres,
165 causaba a menudo el feroz solitario
166 espantoso quebranto. Se adueñaba del Hérot,
167 la sala excelente, las noches oscuras;
168 pero él no venía ante el trono de Ródgar 19
169 —así Dios lo mandaba— ni allá agradecía.
170 Gran infortunio el rey soportaba,
171 doloroso pesar. Se solía reunir
172 en secreto su gente: buscaban remedio,
173 algo que hiciesen los fuertes guerreros
174 que fin le pusiera a tan dura desgracia.
175 A menudo a los dioses en templos paganos 20
176 ofrendas hacían, súplica alzaban,
177 ayuda esperando en su agobio sin fin
178 del que mata las almas. Era tal la costumbre
179 de gentes infieles: sus mentes ponían
180 allá en el infierno. No sabían de Dios,
181 del buen Creador, del Señor Poderoso;
182 nunca alababan al Rey Celestial,
183 al Señor de la Gloria. ¡Triste de aquel
184 que en horrible desgracia su espíritu entrega
185 al abrazo del fuego! ¡Alivio no espere,
186 ya nunca saldrá! ¡Feliz del varón
187 que en el Ultimo Día ante Dios se presenta
188 y es acogido en el seno del Padre!
189 Al hijo de Halfdan mucho afligía
190 aquel daño constante; no podía el buen rey
191 liberarse del mal. Soportaba su pueblo
192 muy larga congoja, duradero pesar,
193 pues noche tras noche el maligno atacaba.
194 El acoso de Gréndel a oídos llegó
195 del intrépido gauta, vasallo de Híglak. 21
196 En fuerza excedía este noble varón
197 a todos los hombres que vivos entonces
198 había en el mundo. Mandóse equipar
199 un viajero del agua: marchar decidió 22
200 por la senda del cisne 23 en socorro del rey,
201 del bravo caudillo al que gente faltaba.
202 Bien poco reparo a su marcha pusieron
203 los sabios ancianos, aunque era querido:
204 a partir le incitaron tras ver los augurios.
205 Llevaría consigo el mejor de los gautas
206 selectos guerreros, los más valerosos
207 que pudo encontrar. Quince marcharon
208 al leño del agua: el buen navegante 24
209 resuelto a la costa a su gente llevaba.
210 El momento llegó. Al pie de las peñas
211 flotaba la nave; animosos los hombres
212 saltaron a bordo. Se arrollaban las olas,
213 mar contra arena. Los guerreros pusieron
214 adentro del barco magníficas piezas,
215 brillantes pertrechos. Hiciéronse al mar,
217 Por el viento impulsado el barco avanzó
218 —de espumas cubierto lo mismo que el ave— 25
219 y al tiempo debido, un día después,
220 el curvo navío llegó a su destino
221 y los hombres de mar divisaron la costa,
222 relucientes escollos, altas montañas,
223 buen litoral. Acabóse el viaje 26
224 a través del estrecho. Del leño del agua
225 saltaron los wedras con mucha premura, 27
226 atracáronlo luego; rechinaban las cotas
227 y arneses de guerra. Dieron gracias a Dios,
228 pues quísoles dar tan feliz travesía.
Un guerrero danés conduce a Beowulf hasta el Hérot.
229 El vigía danés que en lo alto de un risco
230 la costa guardaba bien pudo ver
231 que bajaban del barco equipados de cota
232 y brillantes escudos. El deseo sintió
233 de saber al momento qué tropa era aquélla.
234 El guerrero de Ródgar presto a la orilla
235 corrió en su caballo; blandía con fuerza
238 con armas de guerra que en alto navío,
239 las olas surcando a través de los mares,
240 llegasteis acá. Por tiempo muy largo
241 he guardado la costa, he oteado las aguas,
242 cuidando que nunca la tierra danesa
243 atacada se viera por nave enemiga.
244 Más que ninguno vinisteis aquí
245 de animosa manera, aunque poco sabéis
246 si os irá a recibir y aceptar en su tierra
247 la gente skildinga. Está entre vosotros
248 el hombre más fuerte, equipado guerrero,
249 que he visto jamás: no es un simple vasallo
250 —le adornan sus armas— si es que no miente
251 su digna apariencia. Ahora quiero saber
252 de qué gente venís, no vayáis a pasar
253 como astutos espías, siguiendo adelante
254 a la tierra danesa. ¡Escuchad, extranjeros,
255 oh gente de mar! ¡Atentos oíd
256 mi sincero consejo: mucho os conviene
257 decir al instante de dónde venís!"
258 Respuesta le dio el de rango más alto,
259 habló de este modo el que mando tenía:
260 "Somos nosotros intrépidos gautas,
263 príncipe era, llamábase Ekto;
264 tras vida muy larga —anciano en palacio—
265 partió de este mundo. ¡Bien lo recuerdan
266 los sabios varones que habitan la tierra!
267 Con buena intención al encuentro venimos
268 del rey de tu pueblo, del hijo de Halfdan,
269 del bravo señor. ¡Condúcenos tú!
270 Alta misión al famoso nos trae,
271 al egregio monarca. No voy a ocultarte
272 el proyecto que tengo: tú sabes, vigía,
273 —si es verdadero el relato que oímos—
274 que al pueblo skildingo un cierto enemigo,
275 un cruel malhechor, oculto en la noche
276 lo ataca con furia y le causa quebranto,
277 pesares y muertes. A Ródgar pretendo
278 en buena amistad ofrecerle mi ayuda.
279 Podrá de este modo vencer al maligno,
280 si es que el destino consiente que tengan
281 sus males remedio, que le vuelva la paz
284 violentas matanzas, en tanto se eleve
285 y mantenga en el alto el hermoso palacio".
286 Allá en su caballo el osado vigía,
287 el guardián, respondió: "El guerrero avisado
288 que juzga prudente se forma opinión
289 atendiendo a lo dicho o también a los hechos.
290 He oído que es ésta una tropa leal
291 al señor skildingo. ¡Pasad adelante
292 con armas y cotas! ¡Yo seré vuestro guía!
293 A los hombres que mando la orden daré
294 de que guarden a salvo de todo enemigo
295 la nave que os trajo, el bien embreado
296 navío en la costa, hasta el día en que el leño
297 de proa curvada de nuevo os devuelva
298 a través de la mar al país de los wedras:
299 al hombre animoso la suerte le ayuda,
300 salva la vida en la dura batalla".
301 Se pusieron en marcha. Firme quedaba,
302 amarrado con cuerdas, el amplio navío,
303 sujeto en el ancla. Coronaban sus yelmos 28
304 brillantes verracos forjados en oro,
305 templados al fuego: protegían las vidas
306 de aquellos valientes. Tras rápida marcha
307 —ceñida la tropa— alcanzaron a ver
309 En la más excelente de todas las salas
310 debajo del cielo el famoso vivía:
311 su reflejo llegaba hasta muchas naciones.
312 El guardián señaló la morada del rey,
313 la muy reluciente, de modo que a ella
314 pudiesen llegar. Entonces la vuelta
315 se dio en su caballo y así les habló:
316 "Yo ahora me vuelvo. ¡Que Dios Poderoso
317 os conceda su gracia y haga que a salvo
318 salgáis de la empresa! Yo corro a la costa
319 a guardarla de nuevo de gente enemiga".
Beowulf llega al Hérot. Solicita audiencia con Ródgar.
320 Por firme camino y de hermoso empedrado
321 avanzaron los hombres. Muy ricos brillaban
322 los recios arneses, las anillas de hierro
323 en las cotas gemían cuando, bien pertrechados,
324 hicieron su entrada en la excelsa mansión.
325 Fatigados los gautas del largo viaje, 30
326 sus escudos pusieron —grandes y fuertes—
327 allá en la pared; rechinando las cotas,
328 sentáronse luego. Apiladas y juntas
329 quedaron las lanzas, las varas de fresno
330 con hierro en la punta. ¡Magníficas armas
331 la tropa traía! Preguntóles entonces 31
332 un alto señor de qué sitio venían:
333 "¿De dónde traéis estos bellos escudos,
334 estos grises arneses y yelmos dorados,
335 este acopio de lanzas? Yo soy mensajero
336 y heraldo del rey. A pocos he visto
337 de tierras extrañas con tanta apostura.
338 ¡Bien se me alcanza que os trae ante Ródgar
340 Pronunció sus palabras el héroe famoso;
341 el príncipe wedra, guerrero en su yelmo,
342 así respondió: "En la mesa de Híglak
343 asiento tenemos; yo me llamo Beowulf.
344 Expondré mi proyecto a tu gran soberano,
345 al hijo de Halfdan, al noble señor,
346 si el egregio monarca nos da su permiso
348 Wúlfgar habló —era un noble de Véndel, 32
349 de todos sabido su mucho coraje,
350 su arrojo y prudencia—: "Yo diré tu deseo
351 al caudillo danés, al noble skildingo,
352 al bravo señor dadivoso de anillos,
353 llevaré tu recado al egregio monarca;
354 la respuesta que obtenga del buen soberano
356 Rápido entró donde Ródgar estaba
357 —anciano y canoso— entre nobles vasallos;
358 junto al hombro del rey se detuvo el valiente.
359 ¡Bien en la corte moverse sabía!
360 Wúlfgar le habló a su amigo y señor:
361 "Ha llegado hasta aquí desde tierras remotas,
362 las aguas surcando, una tropa de gautas.
363 Al de rango más alto sus fieles guerreros
364 le llaman Beowulf. Solicitan tener,
365 oh mi amado señor, entrevista contigo.
366 Tu respuesta no sea, oh Ródgar afable,
367 que no les concedes que vengan a tí;
368 en sus cotas de guerra muy dignos parecen
369 de gran atención. ¡Es un buen capitán
370 el que manda a los hombres y aquí los condujo!"
371 Ródgar habló, el monarca skildingo:
372 "Conocí a Beowulf cuando aún era niño.
373 El nombre de Ekto su padre tenía:
374 Rédel el gauta le dio por esposa 33
375 a su única hija. Viene ahora su hijo,
376 animoso, hasta aquí, al amigo buscando.
377 Por la gente de mar que a los gautas llevaba
378 los ricos regalos que yo les hacía
379 nos fue relatado que tiene en su puño
380 este noble varón la fuerza terrible
381 de treinta guerreros. El Dios de la Gloria
382 en su mucha bondad ha dispuesto que venga
383 a la tierra danesa —por cierto lo tengo—
384 a librarnos de Gréndel. ¡Yo al bravo daré
385 por su gran valentía brillantes tesoros!
386 Corre hasta ellos y diles que vengan,
387 que todos acudan aquí con mi gente;
388 hazles saber que les da nuestro pueblo
389 gozosa acogida". Wúlfgar salió
390 y asomado a la entrada les dio la respuesta:
391 "Deciros me manda mi gran soberano,
392 el egregio señor, que conoce muy bien
393 vuestro noble linaje y gozoso os acoge,
395 Pasad adelante vistiendo las cotas,
396 llegad ante Ródgar cubiertos con yelmos;
397 aquí aguardarán los escudos de guerra, 34
398 los fieros astiles, en tanto le habláis".
Beowulf le ofrece su ayuda a Ródgar.
399 Levantóse Beowulf con sus muchos guerreros,
400 la tropa valiente. Vigilando las armas
401 algunos quedaron, según lo dispuso.
402 Bajo el techo del Hérot, al héroe siguiendo,
403 marcharon los hombres; el osado avanzó,
404 el bravo en su yelmo, hasta hallarse ante el rey.
405 Hablóle Beowulf —relucía su cota,
407 "¡Te saludo, Ródgar! Yo soy pariente
408 y vasallo de Híglak. Ya de joven logré
409 muy gloriosas hazañas. Noticia me vino
410 en mi tierra natal de tu lucha con Gréndel:
411 de tu sala refiere la gente de mar,
412 de la hermosa morada, que sola se queda
413 y sin hombre ninguno después que se oculta
414 debajo del cielo la luz de la tarde.
415 Entonces mi pueblo —excelentes varones,
416 sabios ancianos— allá me propuso,
417 oh príncipe Ródgar, que a verte viniera.
418 Ellos bien conocían mi fuerza terrible,
419 pues me vieron volver de la fiera batalla 35
420 —de sangre cubierto— en que a cinco atrapé
421 de la raza gigante; monstruos del mar
422 en la noche abatí: con apuro a los wedras
423 vengué del acoso —su mal se labraban—
424 de bestias malignas. Ahora quiero enfrentarme
425 yo solo con Gréndel, acabar con el ogro,
426 el dañino gigante. Una gracia te pido,
427 oh fuerte señor de la gente danesa,
428 rey de skildingos, que no has de negarme,
429 oh noble monarca, buen soberano,
430 habiendo venido hasta aquí de tan lejos:
431 que permitas que yo, con mis bravos tan sólo,
432 de malos peligros el Hérot libere.
433 "He oído decir que el feroz enemigo,
434 en su loca arrogancia, sin armas ataca.
435 Yo también lucharé —de manera que a Híglak,
436 mi noble señor, mi osadía contente—
437 sin ayuda de espada o tampoco de escudo,
438 amarillo broquel: con sólo mi mano
439 entraré con la fiera —un hombre con otro—
440 en mortal desafío. ¡Deberá resignarse
441 al mandato de Dios el que entonces perezca!
442 Sé que si Gréndel me llega a vencer,
443 en la alta morada podrá sin temor
444 devorar a mis gautas, como antes ha hecho
445 con tantos guerreros. No tendrás en verdad 36
446 que cubrir mi cabeza —quedará por completo
447 anegada en mi sangre—, si caigo en la lucha:
448 correrá el solitario a esconder mi cadáver
449 allá donde ufano en su cueva lo engulla
450 y la manche de sangre. No tendrás en verdad
451 que velar mucho tiempo mis restos mortales.
452 Envíale a Híglak si muero en la brega
453 la cota de malla que cubre mi pecho,
454 mi arnés excelente: es herencia de Rédel,
455 una obra de Wéland. ¡Decida el destino!" 37
Discurso de bienvenida de Ródgar.
456 Ródgar habló, protector de skildingos:
457 "Acudiste a nosotros, oh amigo Beowulf,
458 queriendo pagarnos antiguos favores.
459 Terrible discordia tu padre inició
460 cuando a Hádolaf muerte le dio con su mano
461 en la tierra wilfinga; no quisieron después 38
462 recibirle los gautas por miedo a la guerra.
463 Surcando las aguas, en busca se vino
464 del pueblo danés, de los nobles skildingos.
465 Yo empezaba a reinar en la gente danesa,
466 ya regía, aún joven, mis grandes dominios,
467 mi reducto de héroes: estaba sin vida
468 mi hermano mayor, ya el hijo de Halfdan,
469 Hérogar, muerto. ¡Superábame en todo!
470 Yo entonces con oro zanjé la querella;
471 antiguos tesoros envié por el mar
472 a los fieros wilfingos. Me prestó juramento. 39
473 "Mucho en mi pecho me agobia el dolor
474 cuando a alguno le digo los males que Gréndel
475 me causa en el Hérot con su ira enemiga
476 y perversos ataques. Diezmada en la sala
477 se encuentra mi tropa; la entrega el destino
478 a la rabia de Gréndel. ¡Fácilmente podría
479 arrasar el Señor al furioso proscrito!
480 Ocurrió muchas veces que, estando borrachos
481 y alzando las copas, mis hombres juraron
482 quedarse aguardando en la rica mansión
483 y luchar contra Gréndel con recias espadas;
484 cuando el alba venía, al llegar la mañana,
485 teñido de sangre se hallaba el palacio,
486 en la sala los bancos estaban cubiertos
487 de sangre de guerra: yo así me quedaba
488 con menos vasallos. ¡Pero siéntate ahora
489 a beber con nosotros! ¡Cuenta gozoso
490 en la charla festiva tus grandes hazañas!"
491 A los gautas entonces lugar se les hizo
492 de modo que juntos un banco ocuparan;
493 allá se sentaron los bravos guerreros,
494 varones de fama. Cumplió su misión
495 quien portaba la jarra llenando sus copas
496 de clara cerveza. Alzóse en el Hérot
497 el canto del bardo. Reinó la alegría
498 en el amplio tropel de daneses y wedras.
499 Entonces Únfer, el hijo de Éklaf,
500 que estaba a los pies del señor skildingo,
501 porfía inició —causábale enojo
502 el valor de Beowulf, su atrevido proyecto,
503 pues mal admitía que hombre ninguno
504 gozara en el mundo, jamás en la tierra,
506 "¿Eres tú el Beowulf que quiso en las aguas
507 medirse con Breca, en aquel desafío
508 en que ambos, osados, cruzasteis el mar
509 y en las hondas corrientes, con necia arrogancia,
510 expusisteis la vida? Inútiles fueron
511 prudentes consejos, desistir no quisisteis
512 de aquella locura. Os echasteis al mar,
513 en el agua nadando agitasteis los brazos,
514 por la húmeda senda adelante avanzasteis
515 con ágiles manos. Invernal tempestad
516 encrespaba las olas. Siete días duró
517 vuestra lucha en las aguas. Suya fue la victoria;
518 tenía más fuerza. Arribó una mañana
518 tenía más fuerza. Arribó una mañana
519 a la tierra que habitan los raumas guerreros; 40
520 regresó desde allá a su patria querida,
521 el héroe volvió con los nobles brondingos, 41
522 al hermoso reducto en que gente tenía,
523 palacio y tesoros. ¡El hijo de Bastan 42
524 logró demostrar lo que ya aseguraba! 43
525 "Ahora sé que te espera fracaso mayor,
526 por muchas victorias que tengas ganadas
527 en fieros encuentros, si al alcance de Gréndel
528 de noche te quedas en la alta mansión".
529 Respondióle Beowulf, el hijo de Ekto:
530 " En verdad la cerveza, oh Únfer amigo,
531 te ha hecho decir muchas cosas de Breca,
532 alabarlo en exceso. Por mi parte mantengo
533 que yo realicé muy mayores hazañas,
534 que a nadie en el mar igualárseme pudo.
535 Siendo muy niños, con firme promesa 44
535 Siendo muy niños, con firme promesa 44
536 los dos acordamos —jóvenes éramos
537 ambos entonces— jugarnos las vidas
538 afuera en las aguas; así lo cumplimos.
539 "Nos echamos al mar empuñando con fuerza
539 "Nos echamos al mar empuñando con fuerza
540 desnudas espadas que bien de ballenas
541 guardarnos debían. Mas Breca en las olas
542 no supo sacarme ventaja ninguna,
543 era yo el que evitaba que atrás se quedara.
544 Cinco días así en las aguas nadamos;
545 nos pudo después separar la marea,
546 el furioso oleaje y la helada tormenta,
547 la lúgubre noche; el viento del norte
548 con rabia nos vino y las olas se alzaron.
549 Furiosas estaban las bestias del mar,
550 mas librábame de ellas mi cota de malla,
551 la muy resistente y a mano tejida:
552 el arnés de combate, con oro adornado,
553 mi pecho cubría. Un horrible enemigo
554 arrastróme hasta el fondo; firme en su garra
555 el feroz me tenía, mas quiso la suerte
556 que yo con mi espada a la bestia alcanzase,
557 con la punta del hierro. ¡Muerte a la fiera
559 "Padecí de este modo el acoso constante
560 de seres malignos; con mi espada excelente
561 respuesta les di, como aquello exigía.
562 Mal consiguieron lograrse la dicha
563 de un rico banquete, de poder devorarme
564 gozando su fiesta en el fondo del mar;
565 muy al contrario, al alba en la playa
566 los monstruos yacían heridos por hierro,
567 muertos a espada, de modo que nunca
568 pudiesen volver a impedirle su avance
569 a la gente de mar. Brilló por el este
570 la enseña de Dios, se calmaron las aguas, 45
571 y así divisé de la costa las rocas
572 que el viento azotaba. ¡Protege la suerte
573 al varón animoso no urgido a morir!
574 Quiso el destino que a nueve alimañas
575 mi hierro matase. No sé que jamás
576 bajo el cielo se diera más dura batalla,
579 agotadas mis fuerzas: el mar me arrastró,
580 me llevó en su corriente, a la tierra que habita
581 la gente lapona. 46 "De ti, sin embargo,
583 tan fieros combates. Ni Breca ni tú
584 jamás hasta ahora supisteis lograr
585 con brillantes espadas en choque de guerra
586 una hazaña igualable —no en vano me alabo—,
587 aunque tú sí mataste a tus propios hermanos, 47
588 cercanos parientes. ¡Al infierno por ello
590 "Yo te digo en verdad, oh hijo de Éklaf,
591 que poco quebranto el pérfido Gréndel
592 le habría causado a tu buen soberano,
593 poco daño en el Hérot, si fuera tan grande
595 Pero él ha notado que no es peligroso
596 el enojo danés, la tormenta de espadas 48
597 que aquí le presentan los bravos skildingos;
598 vuestras vidas se cobra en forzado tributo,
599 a ninguno perdona, y mata y destruye
600 según le parece: no le tiene temor
601 a la gente danesa. ¡Yo he de mostrarle
602 en la lucha inminente el vigor de los gautas,
603 su fuerza y coraje! ¡Al hermoso palacio
604 quien quiera regrese sin miedo mañana,
605 cuando alumbre a los hombres la luz matinal,
606 cuando brille en el sur el sol reluciente!" 49
La reina Walto.
607 Tuvo contento el canoso señor
608 dadivoso de anillos: con ayuda se supo
609 el heroico monarca, el egregio danés,
610 pues oyó de Beowulf el firme proyecto.
611 Rieron los hombres, alzóse en la sala
612 el gozoso alboroto. Walto avanzó,
613 la esposa de Ródgar. ¡Bien el uso sabía!
614 Saludó a los guerreros la dama enjoyada.
615 Primero la copa la noble señora
616 ofreciósela al rey de la gente danesa
617 deseando contento en el rico convite
618 al que todos amaban: complacido el monarca,
619 el valiente caudillo, la copa aceptó.
620 Por la sala fue luego la reina helminga 50
621 a todos llevando, a mozos y ancianos,
622 la copa adornada, y vino el momento
623 en que la alta señora, de anillos cubierta,
624 llegó ante Beowulf, Presentó sus saludos
625 al príncipe gauta y con sabias palabras
626 dio gracias a Dios por haberla atendido
627 enviando un guerrero que fin les pondría
628 a los torvos ataques. La copa tomó
629 el intrépido wedra de manos de Walto,
630 afanoso de lucha entonces habló.
631 Allá dijo Beowulf, el hijo de Ekto:
632 "Decidí firmemente al hacerme a la mar,
633 cuando al barco viajero subí con mis hombres,
634 bien terminar con el mal de tu pueblo
635 bien perecer y en las garras feroces
636 quedarme sin vida. ¡Yo sabré realizar
637 una hazaña gloriosa y, si es de otro modo,
638 en la rica morada la muerte hallaré!"
639 A la dama gustaron aquellas palabras,
640 el discurso del gauta. La noble señora
641 de nuevo su asiento ocupó junto al rey.
Ródgar encomienda a Beowulf la defensa del palacio.
642 Otra vez se elevaron las voces gozosas
643 en la alta mansión, el alegre bullicio
644 de fiesta en palacio, y el momento llegó
645 en que el hijo de Halfdan pensó retirarse,
646 buscarse descanso. No ignoraba que el monstruo
647 de cierto vendría a luchar en la sala
648 tan pronto la luz se ocultase a los hombres,
649 cuando negras tinieblas la noche trajera
650 y en rápido avance las lúgubres sombras
652 De Beowulf despidióse el intrépido Ródgar.
653 Deseándole suerte, el mando en la estancia
654 después le entregó. De este modo le dijo:
655 "Jamás mi palacio he cedido a ninguno
656 desde el día lejano en que pudo mi brazo
657 elevar el escudo: el primero eres tú.
658 Guarda celoso la excelsa morada;
659 piensa en tu gloria, muestra tu fuerza
660 y espera al maligno. ¡Cuanto quieras tendrás,
661 si no pierdes la vida en la dura batalla!"
662 Ródgar entonces salió de la estancia,
663 marchó con su gente el señor de skildingos;
664 deseaba el monarca descanso con Walto,
665 dormir con la esposa. ¡Fue el Dios Celestial
666 —lo decían los hombres— quien puso en la sala
667 al guardián contra Gréndel! ¡Prestábale al rey
669 Confianza tenía el príncipe gauta
670 en su fuerza terrible, en el don del Señor.
671 La cota de hierro quitóse del pecho, 51
672 la entregó con su yelmo y la espada adornada,
673 su hierro excelente, a su buen escudero:
674 le mandó que cuidara sus armas de guerra.
675 Antes de echarse a dormir en su lecho
675 Antes de echarse a dormir en su lecho
676 habló con bravura Beowulf el gauta:
677 "Yo no me tengo por poco animoso,
678 por menos osado o valiente que Gréndel;
679 por ello no quiero acabar con el monstruo
681 Él no sabe batirse, carece del arte
682 de hender un escudo, a pesar de que causa
683 tan malas matanzas. ¡Pelea esta noche
684 tendremos sin armas, si él por su parte
685 a tal cosa se atreve! ¡Que Dios Poderoso,
686 el Señor de los Cielos, le dé la victoria
688 Acostóse después el famoso guerrero,
689 reclinó la cabeza; sus heroicos marinos
691 No esperaba ninguno salvarse en la lucha,
692 volver con su gente a la patria querida,
693 a la corte del rey en que antaño creció.
694 Bien todos sabían que muchos valientes
694 Bien todos sabían que muchos valientes
695 del pueblo danés en el rico palacio
696 la muerte encontraron. El Señor, sin embargo,
697 les fue favorable, su ayuda y apoyo
698 a los wedras les dio, y así consiguieron
699 vencer al maligno: con su fuerza y poder
700 uno de ellos lo hizo. La verdad se mostró:
701 que el Dios Poderoso siempre ha regido
702 a los seres humanos. En marcha se puso
703 el nocturno asesino. Dormían los bravos 52
704 que en la alta morada montaban la guardia;
705 uno sólo velaba. ¡Bien sabían los hombres 53
706 que el fiero enemigo a ninguno echaría
707 a las negras tinieblas, que Dios les guardaba!
708 Beowulf, vigilante, a la espera del monstruo,
709 ansiaba el combate con rabia terrible.
Gréndel llega al Hérot y devora a uno de los hombres de Beowulf.
710 Salió de su ciénaga, oculto en las sombras,
711 aquel que la ira de Dios arrastraba:
712 proyecto tenía el cruel malhechor
713 de atrapar a algún hombre en el alto palacio.
714 Caminó por la tierra, marchó a la morada,
715 de techo cubierto con láminas de oro
716 que bien conocía. Ya muchas veces
717 estuvo en la sala del ínclito Ródgar,
718 pero nunca hasta entonces, tampoco después,
720 El horrible enemigo, el privado de goces,
721 llegó ante la estancia. Con sólo tocarla,
722 en la puerta rompió los forjados cerrojos:
723 ya podía el maligno —era grande su furia—
724 adentrarse en el Hérot. Rápido entonces
725 pisó el pavimento de hermosos colores,
726 con rabia avanzó: tenía en sus ojos
727 un brillo espantoso, igual que de fuego.
728 Vio en el palacio los muchos señores
729 que juntos dormían, la tropa excelente
730 de jóvenes héroes. Alegróse su pecho:
731 la pérfida fiera allá se dispuso
732 a arrancarles a todos antes del alba
733 la vida del cuerpo; pensaba gozar
734 de copioso festín. ¡Imposible le fue
735 devorar a ninguno del género humano
736 después de esa noche! Lo observaba animoso
737 el pariente de Híglak deseando saber
738 cómo iría a atacar con sus garras feroces.
739 Demorarse no quiso el dañino gigante:
739 Demorarse no quiso el dañino gigante:
740 veloz atrapó, como presa primera, 54
741 un guerrero dormido. Destrozó al indefenso,
742 en su carne mordió, bebióle su sangre,
743 voraz lo tragó; pronto del todo
744 lo tuvo engullido con manos y pies,
745 el cuerpo sin vida.
Beowulf lucha con Gréndel, que huye herido de muerte tras haber perdido un brazo.
Alargando la mano
746 acercóse después al osado señor
747 que en su lecho yacía, palpó con su garra
748 al heroico Beowulf. Rápido entonces
751 el falaz criminal de que nunca en el mundo,
752 jamás en la tierra, con otro topó
753 que tan fuerte agarrara. Terror espantoso
754 le vino en su pecho: con súbita prisa
755 invadióle el deseo de huir al fangal
756 con los malos demonios. ¡Encontróse con algo
759 que dijo esa tarde: apretando con fuerza,
761 El gigante tiraba, el varón no cedía;
762 el monstruo famoso trataba de huir,
763 procuraba escapar, si posible le fuera,
764 a su ciénaga oculta. ¡Su zarpa notaba
765 en el puño enemigo! ¡Mal en el Hérot
766 le fue en su visita al feroz malhechor!
767 Resonaba la estancia; gran miedo tenía
768 la gente danesa, los bravos señores
769 que el burgo habitaban. ¡Disputábanse ambos
771 Fue gran maravilla que firme la sala
772 aguantase el combate, que en pie resistiese
773 la excelsa morada; pero fuerte la hacían,
774 por dentro y por fuera, tirantes de hierro
775 muy bien trabajados. Abundante destrozo
776 causó entre los bancos que el oro adornaba
778 Nunca pensaron los sabios del pueblo
779 que nadie en el mundo pudiese dañar
780 de tan mala manera la rica mansión,
781 la adornada con cuernos, si no era prendida 55
782 y quemada en las llamas. Poderoso y extraño
783 se oía un rugido. Era mucho el espanto
784 de todos los hombres del pueblo danés
785 que afuera del muro escuchaban los gritos,
786 el lamento del ogro enemigo de Dios,
787 su canción de derrota, el quejido doliente
788 del ser infernal. Agarrábalo firme
789 el varón cuya fuerza ninguno igualaba
790 de todos los hombres que entonces vivían.
792 a hacer que muriese el voraz visitante;
793 no creía que a nadie trajera provecho
794 el que vivo quedase. En torno a Beowulf
795 sus bravos blandían las viejas espadas
796 queriendo salvar de peligro a su jefe,
797 al famoso señor, si posible les fuera.
798 Mas aquellos vasallos de recio coraje,
799 que por todos los lados poníanle acoso
800 al dañino enemigo, no hallaban la forma
801 de herirlo de muerte: al torvo proscrito
802 espada ninguna que hubiese en el mundo,
803 ni el hierro mejor, abatirlo podía,
804 pues él con su magia hechizaba las armas,
805 sus filos de guerra. El destino, no obstante,
806 ordenó que este día su fin le llegase
807 al feroz malhechor y por siempre se hundiera
810 le había causado con gozo perverso
811 al género humano —oponíase a Dios—
812 que poco su cuerpo aguantarle podría;
813 por la mano atrapado teníalo el bravo,
814 el pariente de Híglak. ¡Cada uno del otro
815 la muerte buscaba! Dolor espantoso
816 el monstruo sintió: ahora en el hombro
817 un hueco mostraba; los tendones saltaron,
818 rompiósele el hueso. Fue de Beowulf
819 la gloriosa victoria. Herido de muerte
820 Gréndel huyó a su ciénaga oculta,
821 a su torva guarida; claramente veía
822 que al término ya de su vida llegaba,
823 al fin de sus días. El fiero combate
824 acabó con las penas del pueblo danés.
825 Salvó de este modo el de lejos llegado,
826 animoso y prudente, la sala de Ródgar,
827 la libró de enemigos. Satisfecho quedó
828 de su hazaña nocturna. El príncipe gauta
829 cumplió su promesa a la gente skildinga,
830 así terminando con todos los males
831 y horribles desgracias que antaño sufrieron,
832 las grandes injurias que mucho agobiaron
833 al pueblo danés. Como claro trofeo,
834 el varón victorioso la mano colgó 56
835 con el brazo y el hombro —completa se hallaba
836 la garra de Gréndel— de la alta techumbre.
Los daneses siguen el rastro de Gréndel. Durante el regreso un bardo canta el heroísmo de
Sigmundo y la maldad de Hérmod.
837 Allá a la mañana —así lo escuché—
838 rodeaba al palacio un enorme gentío;
839 acudieron señores de lejos o cerca,
840 de todo lugar, para ver el portento,
841 las huellas del monstruo. Ni uno tan sólo
842 su muerte lloró de los muchos varones
843 que el rastro siguieron del poco glorioso;
844 con gran pesadumbre, vencido en la brega,
845 a su charca corrió, a morir condenado,
846 dejando tras sí un reguero de sangre.
847 Rojas hervían las aguas del lago,
848 revolvía y mezclaba el furioso oleaje
849 ardientes coágulos, sangre de guerra.
850 Allá agonizante se había arrojado;
851 murió en su fangal sin contento ninguno
852 y llevóse el infierno su espíritu impío.
853 Se pusieron en marcha los viejos guerreros
854 —los mozos también, en feliz comitiva—;
855 ya volvían del lago en sus vivos corceles
856 los nobles señores. Alabábase mucho
857 el valor de Beowulf; se afirmaba y decía
858 que en todas las tierras que abrazan los mares
859 no había un guerrero ni al norte ni al sur
860 bajo el arco del cielo que fuese mejor,
861 un varón con escudo más digno de un reino.
862 No por ello ofendióse al afable monarca,
863 al ínclito Ródgar: ¡era un rey excelente!
864 A ratos la tropa acordaba correr;
865 galopaba a porfía en sus bayos famosos
866 cuando era adecuado y hermoso el camino,
867 tenido por bueno. A veces un hombre,
868 un vasallo elocuente y de rica memoria,
869 que sabía muy bien incontables leyendas
870 de tiempos antiguos, componía un cantar
871 con su justo trabado. Hábil entonces 57
872 la hazaña gloriosa cantó de Beowulf
873 disponiendo la historia y cambiando palabras 58
874 con mucha soltura. Expuso en su canto
875 lo que él recordaba del hijo de Wels, 59
876 heroicas proezas que nunca se oían,
877 el largo viaje, los odios y luchas
878 del noble Sigmundo, cosas que nadie
879 llegó a conocer sino sólo Fitela,
880 que a éste su tío, el propio Sigmundo,
881 sí las contaba, pues juntos pasaron
882 muy grandes aprietos en muchos combates;
883 sus espadas hicieron terrible matanza
884 en la raza gigante. No poco renombre
885 le trajo a Sigmundo después de su muerte
886 el que fiero en la lucha abatiese al dragón, 60
887 al guardián del tesoro. El de alto linaje
888 a solas logró bajo el risco grisáceo 61
889 su hazaña famosa: no llevaba a Fitela.
890 El osado varón traspasó con su hierro
891 a la enorme serpiente y clavóse en la roca
892 la espada del bravo: el reptil pereció.
893 Así con su fuerza el de gran valentía
894 dueño se hizo y señor absoluto
895 del rico tesoro: cargó su navío,
896 llevóse a su barco las joyas brillantes
897 el hijo de Wels; el dragón se esfumó. 62
898 Él fue de los héroes el más renombrado
899 por toda la tierra —con fieras hazañas
900 ganóse su gloria el señor de guerreros—
901 luego que Hérmod su arrojo perdió, 63
902 su vida y coraje. A éste los jutos
903 le hicieron traición entregándolo pronto
904 a la gente enemiga. Muy largo pesar
905 afligido lo tuvo. Para todos sus nobles
906 y el pueblo se hizo una carga insufrible;
907 a menudo lloraban su torpe conducta
908 los sabios varones que un día creyeron
909 que él de sus males librarlos sabría,
910 que ansiaron que el príncipe el reino tuviera.
911 que heredara a su padre y mandase en su gente,
912 el tesoro, el palacio y los bravos guerreros,
913 la tierra skildinga. Al pariente de Híglak
914 mucho queríanlo todos los hombres;
915 no así con el otro al que el mal dominó.
916 A ratos la tropa por bello camino
917 al galope corría. El sol en el cielo
918 muy pronto se alzó. Rápidos iban
919 los fieros varones al alto palacio
920 a ver el portento. El propio monarca,
921 señor de tesoros, dejando su lecho
922 también acudió de solemne manera
923 y con mucho cortejo; avanzaba con él,
924 a su lado, la reina con todas sus damas.
925 Ródgar habló —llegó ante la sala,
926 las gradas subía y vio que colgaba
927 del techo dorado la garra de Gréndel—:
928 " ¡Ya demos las gracias al Dios Poderoso
929 por esto que vemos! Injurias sufrí
930 y maldades de Gréndel, pero hace el Señor
931 un milagro tras otro, el Rey de la Gloria.
932 Hace aún poco tiempo pensaba que nunca,
933 jamás en mi vida, hallaría remedio
934 a mi dura desgracia. Roja tenía
935 y manchada de sangre mi sala excelente;
936 embargaba el dolor a mis buenos vasallos,
937 que ya no esperaban poder liberar
938 el reducto del pueblo de seres malignos,
939 demonios y monstruos. Ahora un valiente
940 al que Dios ayudaba ha sabido lograr
941 lo que antes nosotros con maña ninguna
942 jamás conseguimos. La mujer en el mundo 64
943 que tuvo en su seno a tan alto varón
944 bien puede decir, si con vida se ve,
945 que el Eterno Señor generoso con ella
946 mostróse en el parto. Desde ahora, oh Beowulf,
947 el mejor de los hombres, mi afecto te doy
948 y te tengo por hijo. ¡Respeta este vínculo
949 y guárdalo siempre! Nada en la tierra
950 te habrá de faltar de las cosas que tengo.
951 A menudo premié muy menores proezas,
952 di joyas a gente de menos valía,
953 en la lucha peores. Tú supiste lograr
954 con tu hazaña gloriosa que ya para siempre
955 tu fama perviva. ¡Sígate Dios
956 concediendo sus bienes igual que hasta ahora!"
957 Respondióle Beowulf, el hijo de Ekto:
958 "Animosos nosotros la lucha abordamos, 65
959 la heroica proeza; resistimos, valientes,
960 la fuerza del monstruo. Gozoso estaría
961 si hubieses podido observar al maligno
962 que muerto quedaba con todas sus armas. 66
963 Yo quería que pronto mi puño terrible
964 lo hundiera y atase en su lecho de muerte,
965 que allá le viniera agarrado en mi mano
966 mortal agonía, si no se escapaba.
967 Pues que Dios no lo quiso, no pude impedir
968 —aunque mucho apreté— que de mí se zafara
969 el cruel asesino: se me supo soltar
970 con arranque violento. Sin embargo la fiera,
971 al tratar de salvarse, la garra perdió,
972 el brazo y el hombro; provecho ninguno
973 el demonio infernal consiguióse con ello:
974 vivirá poco tiempo el feroz malhechor
975 que pecados agobian, lo tiene su herida
976 muy bien apresado en abrazo fatal,
977 con cadenas de muerte. Así ha de aguardar
978 el sangriento enemigo la dura sentencia
979 que el Dios luminoso le quiera imponer".
980 El hijo de Éklaf silencio guardaba, 67
981 dejó de alabar sus hazañas de guerra
982 después que los nobles, por obra del gauta,
983 en la alta techumbre vieron la mano,
984 los dedos del monstruo. Cada uno en su punta
985 una uña tenía igual que de acero;
986 tal era la zarpa, espantosa y cruel,
987 del horrible pagano. Afirmaban los hombres
988 que nunca una espada por dura que fuese
989 hubiera podido abatir a la fiera
990 o le hubiese cortado su garra maligna.
Se organiza una fiesta en el Hérot. Ródgar premia a Beowulf.
991 Se ordenó que al momento las hábiles manos
992 ornasen el Hérot; gran multitud
993 de mujeres y hombres allá dispusieron
994 la rica mansión. En los muros brillaron
995 dorados tapices, muchas escenas
996 que daban asombro al que bien las miraba.
997 Quedó malparado el hermoso palacio,
998 el firme por dentro con grapas de hierro,
999 y quebradas sus puertas; el torvo proscrito
1000 de malas acciones el techo tan sólo
1001 sin daño dejó cuando huyó de la sala
1002 agotando su vida. No es fácil tarea
1003 evitar este trance —¡quien quiera lo intente!—
1004 pues fija el destino que al fin se encamine
1005 el que un alma posee, los seres humanos
1006 que habitan el mundo, al cierto lugar
1007 donde, quieto en la tumba, después de esta fiesta
1008 descanse su cuerpo. El momento llegó
1009 de que el hijo de Halfdan entrara en la sala:
1010 el propio monarca al convite acudía.
1011 ¡No sé de otra tropa con tantos guerreros
1012 que en torno a su rey se portase mejor!
1013 Los varones famosos asiento tomaron,
1014 contento tuvieron. Con mucha frecuencia
1015 Ródgar y Ródulf, osados parientes, 68
1016 juntos sus copas corteses bebían
1017 en la alta morada: amigos aún 69
1018 eran todos en Hérot; la gente skildinga
1019 tan sólo después la traición conoció.
1020 El hijo de Halfdan diole a Beowulf
1021 como premio a su hazaña un dorado estandarte,
1022 valioso pendón, una cota y un yelmo;
1023 presentósele luego —todos lo vieron—
1024 un hierro excelente. Su copa Beowulf 70
1025 en la sala apuró. ¡No le dieron vergüenza
1026 ante aquellos guerreros los dones que obtuvo!
1027 De pocos señores oí que entregasen
1028 con tanta alegría en su rica mansión
1029 cuatro piezas labradas y de oro brillantes.
1030 En lo alto del yelmo, ciñéndolo bien,
1031 una banda corría con hierro trenzada
1032 de modo que al hombre guardase del golpe
1033 de espada mortal cuando el bravo de escudo
1034 debiera correr hacia gente enemiga.
1035 Ocho buenos corceles el rey ordenó
1036 que a la sala trajesen: láminas de oro
1037 sus bridas cubrían; uno de ellos llevaba
1038 muy rica montura adornada con joyas:
1039 era aquélla la silla que usaba el monarca,
1040 el hijo de Halfdan, cuando unirse quería
1041 a la danza de espadas. ¡Jamás en la guerra71
1042 fallóle el coraje abatiendo enemigos!
1043 El rey de los ingas lo uno y lo otro72
1044 a Beowulf le entregó, caballos y armas,
1045 y luego le dijo que bien los gozase.
1046 Con regalos sin tacha el famoso caudillo,
1047 el señor de su gente, la hazaña premió,
1048 con buenos corceles y rico tesoro,
1049 y nadie lo niega que diga verdad.
1050 De la misma manera el amigo del pueblo
1051 a todos los héroes que allá con Beowulf
1052 por las olas llegaron les hizo un obsequio
1053 de antigua valía. Luego con oro 73
1054 mandó se saldase la muerte del gauta
1055 que Gréndel mató, como a todos matara
1056 si el Dios Celestial no lo hubiese impedido
1057 y la fuerza de un bravo. El Señor a los hombres
1058 entonces también, como ahora, regía;
1059 conviene por ello que todos mediten,
1060 se ocupen del alma. ¡Mucho le viene
1061 de bueno y de malo al que tiene en el mundo
1062 su vida terrena por tiempo muy largo!
Un bardo ameniza la fiesta refiriendo la historia de Fin.
1063 Allá se acordaron el tono y la voz
1064 ante el buen capitán de la tropa de Halfdan:
1065 el arpa sonó cuando el bardo de Ródgar, 74
1066 con mucho contento de toda la sala,
1067 expuso de nuevo la historia famosa 75
1068 del súbito ataque del pueblo de Fin,
1069 cómo Nef skildingo, el héroe danés, 76
1070 quedóse sin vida en la tierra frisona.
1071 Ya de los jutos Híldebur nunca
1072 fiarse podría: sin culpa ninguna,
1073 hijo y hermano le cupo perder
1074 en el juego de escudos; al uno y al otro 77
1075 la lanza mató. ¡Fue grande su pena!
1076 No con poco motivo la hija de Hok 78
1077 renegó de su suerte: al llegar la mañana
1078 mostróle su luz, abatidos por tierra,
1079 a sus buenos parientes, los dos en el mundo
1080 que más estimaba. Fin en la lucha
1081 a sus bravos perdió —quedáronle pocos—
1082 y ya no podía seguir atacando
1083 a la tropa de Henges, segundo del rey,
1084 ni lograba tampoco sacar a los hombres
1085 que vivos tenía. Le ofrecieron la paz:
1086 daríales Fin una sala en su reino,
1087 morada y sitial, y el mismo derecho
1088 que en todas las cosas los jutos tuviesen;
1089 al hacer sus regalos, el hijo de Fólkald 79
1090 siempre honraría a la gente danesa,
1091 anillos daría a la tropa de Henges,
1092 magníficas joyas labradas en oro,
1093 en igual cantidad que en su rico palacio
1094 entregarle quisiera a la gente frisona.
1095 Ambos ejércitos muy firmemente
1096 la paz acordaron. A Henges entonces
1097 veraz juramento Fin le prestó
1098 de que todos sus hombres tratados serían
1099 de honrosa manera, que nadie jamás
1100 violaría este pacto con habla o con hecho
1101 ni con mala intención o por burla diría
1102 que a aquel apoyaban que al rey les mató,
1103 aunque fuerza les fue cuando al jefe perdieron;
1104 mas si acaso un frisón con maligna palabra
1105 al odio mortal de otro tiempo aludiese,
1106 entonces el hierro arreglarlo sabría.
1107 Apilaron la leña y oro excelente
1108 a la hoguera trajeron. Ya en ella dispuesto
1109 se hallaba el mejor de los bravos skildingos;80
1110 bien se veían, cubierta de sangre,
1111 su cota de malla, la dorada figura 81
1112 del recio verraco, los muchos señores
1113 que heridos de muerte en la lucha cayeron.
1114 Híldebur quiso que a su hijo pusieran
1115 arriba con Nef, que fuese quemado
1116 a su lado su cuerpo y llevado a la pira;
1117 a su cuello abrazada, entonaba la reina
1118 lloroso lamento. Subióse al guerrero.
1119 ¡Grandiosa la llama que al cielo se alzó!
1120 La hoguera rugía: derretíanse cráneos,
1121 abríanse heridas y de ellas la sangre
1122 abundante manaba. El fuego engulló,
1123 fantasma voraz, a los hombres caídos
1124 de un bando y del otro; allá perecieron.
1125 Los guerreros entonces —con menos amigos 82
1126 marcharon de nuevo a su casa y morada
1127 en la tierra frisona. Henges pasó,
1128 habitando con Fin, un invierno difícil,
1129 de poca alegría. Añoraba su tierra,
1130 mas le era imposible hacerse a la mar
1131 en el curvo navío: la tormenta en las olas
1132 y el viento reñían, en su hielo el invierno
1133 apresaba a las aguas. Otro año después
1134 en el mundo empezó, pues siempre sucede
1135 que al tiempo debido el aire de nuevo
1136 brillante se torna. El invierno acabó,
1137 florecieron los campos. Ansiaba el guerrero83
1138 salir de su exilio, pero más que en la vuelta
1139 con ira pensaba en la fiera venganza,
1140 en cómo podría iniciar el combate
1141 en el cual a los jutos su enojo mostrara.
1142 Poco el valiente cambió de opinión
1143 cuando el hijo de Húnlaf le puso en el pecho 84
1144 la espada famosa, la " Rayo en la guerra ".
1145 ¡Los jutos su filo muy bien conocían!
1146 Allá Fin pereció, animoso guerrero,
1147 fue muerto con hierro en su propia morada,
1148 cuando Gúdlaf y Óslaf, por mar arribados,
1149 con pena aludieron al súbito ataque,
1150 a la triste desgracia. No logró retener 85
1151 en su pecho la furia. Cubrióse la sala
1152 de sangre enemiga: fue Fin abatido
1153 —cayó con su tropa— y tomada la reina.
1154 La gente skildinga llevóse a los barcos
1155 el rico tesoro del fiero monarca,
1156 las piezas doradas y joyas que había
1157 en la casa de Fin. Fue luego llevada
1158 la noble señora a la tierra danesa,
1159 regresó con su pueblo.
El discurso de Walto. Sus regalos a Beowulf. Sobre la muerte de Higlak.
El canto acabó,
1160 la historia del bardo. Alzóse en la sala86
1161 un clamor de contento; acudieron los mozos
1162 con jarras de vino. Coronada con oro,
1163 Walto avanzó ante Ródgar y Ródulf,
1164 los dos valerosos: aveníanse bien87
1165 entre sí todavía. Únfer estaba
1166 a los pies del monarca; gozaba de estima
1167 a pesar de que muerte les dio a sus hermanos
1168 en danza de espadas. Allá dijo la reina:
1169 "¡Recibe esta copa, oh mi dueño y señor,
1170 generoso caudillo! Regocíjate ahora,
1171 oh rey de tu pueblo, y dirige a los gautas
1172 benignas palabras, que así lo merecen.
1173 Sé dadivoso, no olvides premiarlos
1174 con joyas traídas de lejos o cerca.
1175 He oído decir que por hijo tomaste
1176 al heroico varón. Ya a salvo está el Hérot,
1177 el bello palacio; disfrútalo bien
1178 mientras goces de vida y deja a tu estirpe
1179 el pueblo y el reino después que te marches
1180 en busca de Dios. Yo sé que de cierto88
1181 mi Ródulf querido dará a nuestros hijos
1182 ayuda y cuidado, si antes que a él,
1183 oh señor de skildingos, la muerte te llega;
1184 muy generoso pienso que entonces
1185 con ellos será, si tiene presente
1186 lo mucho que a él, todavía muy niño,
1187 nosotros le honramos e hicimos favor".
1188 Hacia el banco marchó que ocupaban sus hijos,
1189 Rédrik y Ródmund, allá acompañados
1190 de jóvenes héroes; estaba sentado
1191 con ambos hermanos el bravo Beowulf.
1192 Tras haberle invitado a beber en la copa
1193 con buenas palabras, dos brazaletes
1194 de oro trenzado la reina le dio,
1195 una cota de malla y también un collar
1196 como nunca escuché que lo hubiese en el mundo.
1197 No he sabido jamás de una pieza mejor,89
1198 a no ser cuando Hama al brillante reducto
1199 llevóse el collar de la gente brisinga,
1200 la joya excelente: escapó a Ermanarico,
1201 a su mala traición, y buscó paz eterna.
1202 Con este collar fue Híglak el gauta,90
1203 el nieto de Swérting, a su última lucha:
1204 al pie de su enseña feroz defendía
1205 el botín que ganó. Buscóse su muerte
1206 al llevarle batalla con loca arrogancia
1207 a la gente frisona; les fue por los mares
1208 el fuerte monarca teniendo a su cuello
1209 la pieza adornada. Con su escudo cayó.
1210 Se apropiaron los francos del cuerpo del rey,
1211 de su arnés de combate y del rico collar:
1212 por peores guerreros se vio despojado
1213 tras fiera matanza; abatidos por tierra
1214 los gautas yacían. Aprobaron los hombres.91
1215 Ante toda la tropa Walto le habló:
1216 "¡Goza y disfruta, oh querido Beowulf,
1217 esta joya brillante y la cota de malla,
1218 magníficas piezas, y mucho prospera,
1219 que aumente tu fama! ¡Sé tú de estos niños
1220 benigno maestro! Premiarte sabré.
1221 Con tu hazaña lograste que lejos y cerca
1222 por siempre los hombres proclamen tu gloria,
1223 en todas las tierras que abrazan los mares,
1224 el reino del viento. 92 " ¡Que la suerte te asista
1225 hasta el fin de tus días! ¡Yo deseo que obtengas
1226 muy grandes tesoros! ¡Sé tú de mis hijos
1227 un buen protector, oh dichoso guerrero!
1228 "Son leales aquí unos nobles con otros,
1229 son afables los bravos y fieles al rey;
1230 se encuentra la tropa dispuesta y alerta,
1231 la gente en la sala mis órdenes cumple".
1232 A su trono volvió.
Terminado el convite, los daneses vuelven a hacerse cargo del Hérot. Vino en la fiesta
1233 los hombres bebían; ignoraban la suerte,
1234 el horrible destino, que a muchos señores
1235 allá amenazaba. Cuando vino la noche
1236 Ródgar, el rey, a su alcoba marchó,
1237 retiróse a dormir. Como antaño solía,
1238 quedóse en la estancia el tropel de daneses:
1239 apartaron los bancos y luego extendieron
1240 jergones y mantas. Condenado a morir
1241 un vasallo animoso buscóse su lecho.
1242 Cada hombre a su lado el escudo tenía,
1243 la tabla brillante; sobre aquellos varones
1244 veíanse bien, en los bancos dispuestos,
1245 el yelmo empinado, la cota de malla
1246 y la lanza de guerra. Preparados estaban
1247 en todo momento a iniciar el combate,
1248 en la sala, en campaña y en toda ocasión
1249 que pudiera surgir en que apoyo quisiese
1250 su gran soberano. ¡Era un pueblo valiente!
1 Vv. 1-3 En realidad el poema tiene como protagonista a un gauta, Beowulf, cuyo único contacto con Dinamarca fue una visita a ella de tres días.
2 V. 4 Tomar los bancos: conquistar los reductos, subyugar.
3 Vv. 6-7 Skild había llegado de niño a Dinamarca en un barco a la deriva (cf. vv. 44 ss.); su situación fue, pues, en un principio lastimera, ya que carecía de la protección de un clan familiar.
4 V. 10 El paso del pez: el mar
5 V. 18 No debe confundirse a este Beowulf con el héroe del poema.
6 V. 19 Escania designa aquí los territorios daneses, que entonces comprendían la actual provincia sueca de este nombre y las islas de Seeland, Laaland, Fionia, etc., pero no la península de Jutlandia.
7 V. 20 Esto es, como hizo Beowulf.
8 V. 30 Skildingo quiere decir descendiente de Skild y, por extensión, danés; en este segundo sentido se le aplica al propio Skild.
9 V. 35 Un epíteto frecuente para los reyes germánicos es el de "repartidor de anillos".
Anillos ha de entenderse, sin embargo, en un sentido amplio, pues el obsequio más frecuente era en realidad un brazalete.
10 Vv. 48-52 Nótese que Skild llega a Dinamarca y la abandona de la misma misteriosa manera. Las naves funerarias halladas en Escandinavia e Inglaterra presentan un ajuar en todo semejante al aquí descrito. En la de Sutton Hoo (Suffolk), del siglo vil, una de las más ricas, se encontró incluso la vara de un estandarte.
11 V. 63 Los skilfingos son los suecos.
12 V. 64 No se menciona aquí el reinado de Hérogar, que precedió al de Ródgar (cf. vv. 467 ss.).
13 Vv. 71-3 Se trata simplemente de una alusión a la generosidad del rey.75
14 Vv. 82-5 El palacio sería incendiado años después en ocasión de las luchas entre Ródgar e Íngeld (cf. vv. 2024-69). El odio de espadas: la guerra.
15 V. 114 El castigo aludido es el Diluvio Universal (cf. w. 1687 ss.).
16 Vv. 118-9 Por la noche los guerreros solían quedarse a dormir en la misma sala donde se celebraban los banquetes. El rey y otros altos dignatarios disponían de pequeñas alcobas independientes (cf. w. 1235 ss.).
17 Vv. 145-6 Sólo como alojamiento nocturno dejó de usarse el palacio (cf. vv. 411 ss.). Durante el día continuaron las fiestas de que se habla en adelante.
18 Vv. 157-8 Desde el punto de vista legal Gréndel se hallaba en la obligación de compensar económicamente las muertes causadas.
19 Vv. 168-9 Estos versos, oscuros, parecen querer decir que, aunque Gréndel se estaba en el palacio, no por ello recibía en él regalos del rey que luego agradeciera. Una irónica manera de indicar que no gozaba allí del status de un vasallo.
20 V. 175-83 Esta alusión al paganismo de los daneses —o de algunos de ellos— es la única del poema, que en general los presenta, anacrónicamente, como cristianos. Los dioses germánicos fueron considerados tras la conversión como demonios.
21 V. 195 Aparece aquí Beowulf, el héroe del poema, cuyo nombre no se menciona sin embargo hasta el v. 343.
22 V. 199 El viajero del agua: el barco.
23 V. 200 La senda del cisne: el mar.
24 V. 208 El leño del agua: el barco.
25 V. 218 El ave aludida es el cisne. La semejanza se debe a la proa curvada de la embarcación.
26 Vv. 223-4 El Cattegat, entre Suecia y Dinamarca.
27 V. 225 Los wédras: los gautas.
28 Vv 303-6 El verraco era animal consagrado a Frey, el dios de la fertilidad, y se le atribuía un carácter mágico como amuleto, según dice ya Tácito en su Germania (xlv). Se conserva algún yelmo coronado por una de estas figurillas y los hallamos también en varios grabados.
29 V. 308 El Hérot era ciertamente una construcción de madera.
30 V. 325 Es una referencia a la travesía por mar. El Hérot estaba situado a pocos kilómetros de la costa.
31 Vv. 331-2 Se trata de Wúlfgar, cuyo nombre aparece en v. 348.
32 Vv. 348 Véndel es el extremo norte de la península de Jutlandia.
33 V. 374 Rédel fue el padre y antecesor de Híglak y Beowulf es por lo tanto sobrino de éste.
34 Vv. 397-8 El ceremonial de la corte germánica prohibía presentarse ante el rey equipado con armas.
35 Vv. 419-24 No está claro si se trata de una sola hazaña o de varias. Quizá es una alusión a la aventura con Breca (cf. vv. 549 ss.).
36 Vv. 445-50 Probablemente en el rito funerario se cubría la cabeza del cadáver. Según Beowulf no habrá necesidad de tal ceremonia si Gréndel le vence, pues en ese caso lo devoraría.
37 V. 455 Wéland es el famoso dios herrero y orfebre de los germanos.
38 V. 461 Los wilfingos habitaban quizá por la desembocadura del Oder.
39 V. 472 Fue Ekto el que le prestó el juramento, pero no se dice qué es lo que le juró. Acaso respetar la paz restablecida; más probablemente fue un juramento de amistad o fidelidad.
40 V. 519 Los raumas habitaban al oeste del actual Oslo (Raumariki, hoy Romerige).
41 V. 521 Los brondingos debían ser un pueblo del sur de Escandinavia.
42 V. 523 El hijo de Bastan: Breca.
43 V. 524 Esto es, que era superior a Beowulf, más fuerte que él.
44 Vv. 535-8 Según Beowulf no se trató, pues, de una competición de rivalidad, sino de una hazaña conjunta a la que les incitó su juvenil heroísmo.
45 V. 570 La enseña de Dios: el sol.
46 V. 581 Los lapones (o fineses?) se extendían por todo el norte escandinavo. Beowulf pudo llegar a la costa septentrional de Noruega o, acaso, a la actual Finlandia.
47 V. 587 Se ve así acusado del peor de los delitos según la concepción germánica. Se insistiese sobre ello en vv. 1166 ss.
48 V. 596 La tormenta de espadas: el combate.
49 V. 606 Literalmente, al mediodía.
50 V. 620 Con helminga ('descendiente de Hélming') se hace referencia al pueblo de origen o clan familiar de Walto, que ciertamente es la reina de los daneses.
51 Vv. 671-3 Recuérdese que Beowulf prometió luchar con Gréndel sin sus arreos de combate (cf. vv. 435 ss.).
52 Vv. 703-4 El que los gautas se duerman en ocasión tan poco a propósito sólo puede explicarse por la intervención de los poderes mágicos de Gréndel. De ellos se habla en w. 798 ss.
53 Vv. 705-7 Contradicción con lo dicho en vv. 691 ss. Por otra parte, Gréndel llegó a devorar a uno de los gautas.
54 Vv. 740-5 Probablemente la antigua tradición sabía contar que Beowulf fue atacado por Gréndel estando en su lecho. El deseo de mantener este rasgo, aún después de haberse añadido a la historia la muerte del guerrero gauta, explica la extraña
pasividad del héroe, que no interviene en su ayuda.
55 Vv. 781-2 Nuevamente se hace referencia a la futura destrucción del Hérot por las llamas en la guerra con los hadobardos de Íngeld (cf. vv. 2024-69).
56 Vv. 834-6 A juzgar por vv. 925 ss., debió colgarla en la fachada exterior del edificio, pues podía verse desde las gradas que le daban acceso.
57 V. 871 El "justo trabado" es la correcta aliteración del verso germánico, mediante la cual se vinculan sus dos hemistiquios.
58 V. 873 Con "cambiar palabras" se designa la variatio típica de esta poesía.
59 V. 875 El hijo de Wels: Sigmundo. Probablemente el bardo equiparaba en su canto la hazaña de Beowulf con las de este famoso héroe.
60 V. 886 La conocida aventura del dragón se atribuye en todas las demás fuentes no a Sigmundo sino a su hijo, que en Escandinavia (Eddas) se llamó Sigurdo y en el continente (Cantar de los Nibelungos) Sigfrido.
61 V. 888 Bajo el risco grisáceo: en el interior de una cueva.
62 V. 897 Se consumió en su propio fuego.
63 Vv. 901-13 Hérmod, prototipo de mal rey (cf. vv. 1709 ss.), es presentado en contraposición con Beowulf. Su historia es bastante confusa. Al parecer, los daneses habían puesto en un principio grandes esperanzas en él, pero luego se mostró un mal gobernante, por lo que su pueblo se le rebeló y tuvo que exiliarse entre los jutos. (Entonces debió ser cuando los daneses pasaron por la difícil época a que alude el v. 15.) La gente enemiga a la que los jutos lo entregaron son probablemente los demonios, es decir, lo mataron.
64 Vv. 942-3 Recuérdese a propósito de este pasaje que la madre de Beowulf era hija de Rédel y hermana de Híglak, el rey de los gautas (cf. vv. 373 ss.).
65 V. 958 Beowulf, modestamente, considera su hazaña como obra común de los gautas.
66 V. 962 Está fuera de lugar y contradice lo ya expuesto la referencia a las armas de Gréndel.
67 V. 980 El hijo de Éklaf: Únfer.
68 V. 1015 Ródulf, hijo de Haiga, es sobrino de Ródgar.
69 Vv. 1017-9 Cf. 1180-7 n.
70 Vv. 1024-5 Parece tratarse de un brindis ceremonial al recibir los regalos.
71 V. 1041 La danza de espadas: la batalla.
72 V. 1043 Los ingas ('descendientes de Ing'): los daneses.
73 Vv. 1053-5 Cf. vv. 740 ss.
74 V. 1064 Ródgar es aludido aquí con el título que le fue propio en el tiempo en que aún vivía su padre.
75 Vv. 1067-159 Sobre este pasaje, el llamado "Episodio de Fin", cf. p. 223.
76 V. 1069 El texto original llama a Nef y los suyos, más exactamente, 'semidaneses' o 'mediodaneses'.
77 V. 1074 El juego de escudos: el combate.
78 V. 1076 La hija de Hok: Híldebur.
79 V. 1089 El hijo de Fólkald: Fin.
80 V. 1109 Nef, el rey muerto.
81 Vv. 1111-12 Cf. 303-6 n.
82 V. 1125-7 Una vez hecha la paz los frisones se dispersan; con menos amigos, pues han sufrido bajas en su lucha con los daneses.
83 V. 1137 El guerrero: Henges.
84 Vv. 1143-4 El hijo de Hunlaf debe ser un danés y el regalo de la espada es probablemente una incitación a la venganza.
85 Vv. 1150-1 El sujeto de la frase es Henges.
86 Vv. 1160-1 El regocijo se debe a la victoria final de los daneses.
87 Vv. 1164-5 Cf. 1180-7 n.
88 Vv. 1180-7 Muy de pasada se ha aludido ya a una futura enemistad o traición entre Ródgar y su sobrino Ródulf (cf. vv. 1017 ss. y 1164 ss.; véase también Wídsid vv. 45 ss.). Efectivamente, según cuenta Saxo Gramático en su Gesta Danorum, Ródulf usurparía más tarde el trono danés cuando por derecho debieron ocuparlo los hijos de Ródgar, a los que quizá mató. Las confiadas (o temerosas) palabras de Walto sobre el futuro comportamiento de su sobrino para con sus hijos tienen, por lo tanto, un alto interés dramático. Así también en vv. 1226 ss.
89 Vv. 1197-201 El collar ofrecido a Beowulf se compara, pues, con el de la gente brisinga (?), que es bien conocido en la mitología escandinava como adorno de la diosa Freya. Sobre Harna cf. Wídsid vv. 124 ss.; a Ermanarico suele presentarlo la tradición épica germánica como prototipo de rey cruel (así en Déor vv. 21 ss. y Wídsid vv. 7 ss.). Se ha supuesto que "brillante reducto" designa un convento y que la "paz eterna" es la de la vida monacal, que Hama habría abrazado. 90 Vv. 1202-14 Según vv. 2172 ss. Beowulf se lo regaló a su regreso a Higeda, la esposa de Híglak. El ataque de éste contra los frisones y francos, que le costó la vida, vuelve a mencionarse en vv. 2354 ss., 2498 ss. y 2913 ss. Se trata del único punto del poema que tenemos confirmado históricamente. Gregorio de Tours habla en su Historia Francorum (iii. 3) de la expedición del rey Chochilaicus (Híglak, ant. nórd.* Hugilaikaz) contra el territorio franco alrededor del año 520. Híglak saqueó primeramente la costa frisona al oeste del Zuider See, internándose luego por el Rin hasta la región de los chatuarios, que formaban parte del reino merovingio. Cuando ya sus barcos habían iniciado el regreso, cargados con un rico botín, Híglak, que aún estaba en tierra, se vio atacado por un gran ejército franco-frisón que logró darle muerte.
91 V. 1214 Lo que aprueban es, naturalmente, el premio recibido por Beowulf.
92 V. 1224 El reino del viento: el mar.
(Beowulf y otros poemas antiguos germánicos. Siglo VII-VIII. Barcelona, Seix Barral, 1974. Trad. de Luis Lerate)
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