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Amour courtois

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Drutz et "midons"
"...Entonces me verás...y mi muerte, más elocuente que yo, te dirá qué es lo que se ama cuando se ama a un hombre..." (Pedro Abelardo a Eloísa)

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jueves, 12 de diciembre de 2019

XIII Jornadas Internacionales de Literatura Española Medieval. Juglaría y Clerecía

UCA, Buenos Aires, 24 al 26 de agosto de 2020

PRIMERA CIRCULAR
El Departamento de Letras y la Cátedra de Literatura Española Medieval de la Facultad de Filosofía y Letras de la Pontificia Universidad Católica Argentina “Santa María de los Buenos Aires” convocan a especialistas, investigadores y docentes a las DECIMOTERCERAS JORNADAS INTERNACIONALES DE LITERATURA ESPAÑOLA MEDIEVAL, que se llevarán a cabo los días lunes 24, martes 25 y miércoles 26 de agosto de 2020, en el Campus Universitario de Puerto Madero, Avda. Alicia Moreau de Justo 1500 (C1107AFD), Ciudad de Buenos Aires, República Argentina.

En esta edición, el eje vertebrador girará sobre Juglaría y Clerecía, tradicionales rótulos críticos que han sufrido a lo largo del tiempo redefiniciones, impugnaciones y resignificaciones, y que se proponen aquí como categorías amplias y dinámicas, que pretenden convocar a la reflexión acerca de lo popular y lo culto, la oralidad y la escritura, lo colectivo y lo individual, entre otras coordenadas de análisis, como factores transhistóricos en el desarrollo de la producción, la transmisión, la preservación y la interpretación de la literatura medieval en sus más variados géneros, estilos, épocas y formulaciones de escuela.

La juglaría y la clerecía permiten así continuar con la modalidad de las Jornadas dedicadas al Quijote y sus antecedentes medievales (2005), a Amadís de Gaula (2008), al Cancionero General de Hernando del Castillo (2011), a los relatos de viajes (2014), y a La Celestina y lo celestinesco (2017),
modalidad que consistió en una apertura hacia la influencia ejercida por formas, temas, motivos, arquetipos, etc. de la Edad Media más allá de esta época, al igual que a la inclusión de discursos diferentes del literario como cine, ópera, ballet, artes plásticas, etc. 
Por lo tanto, estarán abiertas a un grupo muy amplio de investigadores y no solamente a medievalistas y especialistas en literatura. Otras características de las ediciones anteriores que se conservan son las siguientes:

a) Además de las ponencias referidas al mencionado eje vertebrador, se aceptarán también trabajos sobre el amplísimo temario correspondiente al campo propio de la Literatura Española Medieval, desde sus orígenes hasta el siglo XV.
b) Se aceptarán textos escritos en portugués y podrán ser leídos en dicha lengua. Pero la condición es que el resumen sea enviado en castellano.
c) Habrá comisiones destinadas a la presentación de trabajos de estudiantes universitarios, que deberán contar con el aval firmado por un profesor.
d) Todos los resúmenes recibidos serán evaluados por un comité.
e) Entre aquellas ponencias que sean leídas durante las Jornadas, un comité ad hoc
seleccionará las que aparecerán publicadas, como es habitual, en un número especial de la
revista LETRAS dedicado a continuar la colección STUDIA HISPANICA MEDIEVALIA.

Han comprometido ya su participación como conferencistas plenarios el Prof. Dr. Vicenç Beltrán (Università La Sapienza di Roma, Italia), quien tendrá a su cargo la sesión inaugural del encuentro, y la Prof. Dra. Sofía M. Carrizo Rueda (Universidad Católica Argentina – CONICET), a quien se ofrecerá un homenaje como reconocimiento por sus largos años a cargo de la Dirección de las Jornadas. El Prof. Dr. Leonardo Funes (Universidad de Buenos Aires – CONICET) y la Prof. Dra.
Irene Zaderenko (Boston University, Estados Unidos de América) tendrán a su cargo un panel
plenario.


Daremos a conocer mayores precisiones e información, así como formas de inscripción y aranceles, en una segunda circular, antes de fin de año.
Dr. Javier Roberto González
UCA






miércoles, 23 de mayo de 2012

El papel del juglar en la cultura medieval española

Don Marcelino Menéndez Pelayo  sostiene que la juglaría es un modo de mendicidad, más alegre y socorrido y en ella se refugiaban lo mismo infelices lisiados que truhanes chocarreros, estudiántes noctámbulos, clérigos, vagabundos y tabernarios (goliardos), con gran aptitud artística, con gusto por la vida al aire libre. Por su parte, en su libro Poesía juglaresca y juglares, Ramón Menéndez Pidal no concuerda con su par. El juglar no es mendigo, en general no era pobre y con posición social aventajada en algunos casos. Los juglares son todos los que se ganaban la vida actuando ante un público, para recrearlo con la música, la literatura, la charlatanería, juegos de mano, acrobatismo, mímica, etc. Tienen por oficio alegrar a la gente. Los solaces principales son el canto y la música. Toman un nombre distinto del de pila, sonoro y significativo: Alegret, Pedro Agudo, Corazón, Bonamís...; hay también juglaresas y soldaderas como María Sotil, o la danzadera Graciosa Alegre. Muchas veces toman el nombre del instrumento que emplean, como Cítola (juglar de Alfonso X), Cornamusa, o burlescos Malanotte, Maldicorpo, Ancho. Visten trajes vistosos, colores vivos y abigarrados, y muchas veces los cortes eran de gusto exquisito.
Los escritores eclesiásticos emplean términos clásicos para referirse a los que practican espectáculos indecorosos y condenables: mimi, histriones, thymelici (tipos procedentes del teatro romano). Es en el siglo VI cuando se encuentra el término "joculatoria", "burla"; un siglo más tarde, la forma "jocularis" designa al histrión. Con el nombre de "juglaría" se designa primero al oficio o menester propio del juglar; diversión o espectáculo que proporciona el juglar,  y luego pasa a significar "burla, chanza". El proceso etimológico implica que parta del acusativo singular * joculare. La vocal cerrada /u/ breve abre un grado; la consonante oclusiva velar sorda /k/ sonoriza en posición intervocálica; la vocal semiabierta /o/ cierra un grado; la vocal en posición final desaparece: * joculare } * jogolar }  juglar, palabra que hubo de tomar como una de las acepciones "poeta en lengua romance".
Estos personajes conviven con los cantores musulmanes; el poeta árabe viaja como los juglares, sirve de mensajero de estos, recibe oro y vestidos. La influencia musulmana se da desde la Alta Edad Media, cuando Muccadam ben Moafa el Cabrí inventa a fines del siglo IX sus moaxajas.
Desde el siglo XI, surge una nueva denominación para el poeta más alto y no ejecutante: trobador, en el sur de Francia; allí se dignificó el idioma vulgar langue d'oc o lengua de oc, apropiado para la poesía lírica de las altas clases sociales. Trovador es el que inventa o crea. El juglar se gana la vida con cantos o versos ajenos, menos noble aunque más antiguo que el trovador. Este no canta por oficio, aunque sea pobre; es el poeta de las clases cultas, social e intelectualmente superior al juglar, instruido.
Giraldo Riquier pertenecía a la corte castellana y envió a Alfonso X la famosa "Suplicatio al rey de Castela per lo nom dels juglares". En ella decía que la juglaría no era hacer monerías e ir a la taberna a gastar las monedas ganadas, sino inventada por doctos para poner "a los buenos en camino de alegría y de honor". Pidió que se llamara "juglares" a los que tocaban instrumentos solo para diversión momentánea, y trovador al que sabía tocar, componer, hacer versos.
En España reciben diversos nombres:  
  • juglares: tañen instrumentos;
  • remedadores: contrahacen o imitan;
  • segrieres, segreres o segreles: pertenecen a una clase intermedia entre trovador y juglar, exclusiva de la escuela galaico-portuguesa; suele ser un escudero que no puede aspirar a caballero y necesita de medios para vivir; van por todas las cortes; entre ellos, Bernaldo de Bonaval, Pero Da Ponte, Pedro Añez, Solaz, Pedro Amigo;
  • cazurros: faltos de buenas maneras; practican un arte vil por plazas y calles; deshonrosos;
  • bufones: se fingen locos, sin vergüenza; responden al tópico del ridendo dicere verum.
Riquier pidió distinción entre juglar y trovador
Juglar: tañe instrumento y canta versos del trovador o acompaña a este con instrumentos. Viaja con el trovador o solo, acude a este para pedirle canciones para ganarse la vida. El espíritu artístico está limitado a 3 condiciones esenciales: donaire, voz y fie memoria. En desprestigio cada vez mayor: ante la pérdida del poetizar, deviene menestrel/ministril. Suele ser villano.
Trovador: compone, no trabaja por oficio; trata al juglar altanera o desdeñosamente, al que considera carente de naturaleza poética inventiva. Para publicar canciones y divulgar, lo toma a su servicio. 
Los juglares judíos tenían menor importancia que los moros; solo Ismael y su mujer figuran en Castilla, junto a 15 moros. Sin embargo, el Arcipreste de Hita coloca cantaderas judías al lado de las moras; concurrían juglares de las 3 religiones.

jueves, 17 de mayo de 2012

De juglares y clérigos: el mester como factor

El fondo de la poesía lírica se mantiene y perpetúa por la vía folklórica. Comenzaron a aparecer diferentes especies de obras en lengua vernácula; son piezas más extensas que la breve canción popular y desarrollan un argumento de diverso contenido y como característica básica común, la lengua vernácula. Las obras se relacionan con diferentes clases de la sociedad medieval.
Esta literatura estaba estructurada para que el receptor la percibiese a través de la voz de un intérprete, y su escritura era un recurso accesorio. Con el uso cada vez más extendido de la redacción en lengua vernácula, la escritura de la obra literaria fue haciéndose cada vez más frecuente. La escasez de textos de poemas épicos medievales puede atribuirse al carácter oral de la difusión.
Las obras presentan el verso (en poemas épico-históricos, piezas líricas, etc.) y la prosa (crónicas, libro, tratado, etc.); también el uso de ambas (Conde Lucanor). Para ello, hay intérpretes literarios de diferente especie. El juglar entretiene con sus habilidades, juegos de circo, música, cantos con instrumentos, pantomimas, y según fuese su público condicionante. Hubo juglares y juglaresas, cristianos y moros, con el único límite de complacer al público. Interpretaban obras poéticas en lengua vernácula, en verso y rimadas. De ellas sólo queda el texto manuscrito que en alguna ocasión llegó a escribirse. Lo que sabemos pertenece ya a una época avanzada, con asuntos de los diferentes reinos hispánicos. Los juglares recogen también el caudal de poemas que procede de Europa, especialmente los reinos franceses por ser los más accesibles por la frontera del Norte.
Como asuntos de interés general, se destacan le memoria de héroes pasados y presentes, hechos ficticios con fondo legendario común, vidas de santos, milagros, etc. Fueron viajeros, con públicos muy diferentes; su arte es "popular", pues el pueblo se forma con distintas clases sociales, cortes, palacios episcopales, concejos y agentes de ciudades, villas, aldeas, romerías, peregrinaciones, ferias, etc. Tenían un repertorio muy amplio y aparecen considerados con prevención. Sin embargo, Alfonso X en las Siete Partidas los menciona favorablemente para entusiasmar a los caballeros. Además, el público gustaba de la reiteración de los asuntos (o bien la renovación). Había juglares de muy distinta condición, aun letrados.
La función del juglar como intérprete se encuentra en la línea de la obra dramática, por la relación entre el público y el actor a través del texto.
Por otra parte, el clérigo es un hombre de Iglesia, a la que debe su formación cultural, y también se valió de las lenguas vernáculas. Conservador de un patrimonio por medio del latín y creador en esta lengua, acabó por convertirse en un autor que se vale de dicha lengua. La significación de la palabra "clérigo" ("miembro del clero") es de uso literario, designa al hombre, educado en la sabiduría, que se ocupa de aconsejar y enseñar a los demás. Se polariza frente a "caballero" y se caracteriza por su saber intelectual frente a la destreza en las armas. El caballero podía mejorar si se educaba en el saber del clérigo, pues la cortesía requería de la ciencia, y este podía intervenir en la vida profana y aun en las armas.
La primera declaración en una lengua vernácula realizado por un autor sobre su obra se encuentra en el comienzo del Libro de Alexandre. Ni toda la juglaría es épica ni la clerecía es eclesiástica en un sentido estricto. Las diferencias están en la métrica de los versos y en las estrofas: la juglaría tiene el verso épico y la clerecía, la cuaderna vía. El enfrentamiento conlleva una cuestión de prestigio, dado por la fijación del número de sílabas y en la elección de la estrofa. Ambos tienen versos largos compuestos de 2 hemistiquios de extensión media de 7-8 sílabas, con rima de distinta especie, con estrofas regulares uno y libres otro.
El verso que corresponde a la épica primitiva se estudió tomando como base el Poema de Mio Çid. Los versos oscilan entre las 10-20 sílabas, cada uno partido en hemistiquios de 6, 7 y 8 sílabas, sin estrofas fijas. Menéndez Pidal enunció como teoría que este verso fluctuante representaba la modalidad métrica común en la épica primitiva.
Frente a la modalidad abierta de la juglaría, se encuentra la estrofa cerrada de rima completa o consonante, que el clérigo juzgaba como superior.
La cuaderna vía
  • también llamada tetrástrofo monorrimo alejandrino
  • tiene versos con 2 hemistiquios de 7 sílabas cada uno, con cesura intensa después del 1°
  • el verso entero tiene 14 sílabas
  • cada 4 versos, se agrupan en una estrofa cerrada, con rima consonante, que cambia en cada estrofa
  • surge por influjo francés; más importante en España que en la litertura francesa;
  • tiene influjo del tetrástrofo latino y de la redondilla octosilábica
Las actividades de ambos autores- de juglaría y clerecía- no son estancas e incomunicables. El clérigo se apoyaba en el ejemplo de la tradición culta de la literatura latina. En los orígenes de la literatura vernácula no pueden separarse las asociaciones juglar-texto oral y clérigo-texto escrito. El primero pudo conocer obra y técnica, y el segundo lo mismo con la oral. El acercamiento y cruce de ambos procedimientos permitió al clérigo llegar a los iletrados, y a los juglares, acercarse a textos de origen culto fijados en los códices. Un ejemplo de ello es Gonzalo de Berceo, que se llama a sí mismo juglar de Santo Domingo y trovador de la Virgen.
Hay diversas clases de intérpretes:
  •  juglares, para la épica
  • juglar de gesta, de péñola, de boca, de voz, según el instrumento que empleaban
  • ministril, para la lírica
  • segrer, segrel o segrier, para la lírica, clase intermedia entre trovador y juglar, exclusivo de la escuela galaicoportuguesa; solía ser un escudero que no podía aspirar a caballero y necesitaba medios para vivir; como ejemplo, las figuras de Pero Da Ponte, Pedro Amigo.
En la clerecía, el nombre de autor figura manifiesto. Pero no ocurre así cuando se trata de la elaboración de un fondo antiguo o épico (como Libro de Apolonio y Libro de Fernán González), en el que predomina la narración de hechos lejanos, que no pertenecen al entorno del autor ni tienen un público local determinado. El proceso de la literatura afirmará el nombre del autor a medida que aumente el número de obras en lengua vernácula; así se constituye un elemento identificador. Aumenta la conciencia de la función del autor y su difusión.
El saber se refugia en los monasterios y por siglos pertenece a los clérigos, de donde nace la atribución de ese carácter a los que se dedican al estudio. Por otra parte, hay un uso creciente de la lengua romance y son menos los que entienden el idioma clásico. Por ello descienden al cultivo de la lengua popular para difundir entre la gente el saber atesorado en bibliotecas. Con excepción de Berceo, ninguna obra de clerecía es religiosa.

CLERECÍA
JUGLARÍA
Métrica
Estrofas de 4 versos alejandrinos; 1 sola rima consonante: tetrástrofo monorrimo alejandrino o cuaderna vía
Métrica irregular, rima asonante
Lenguaje
Más cuidado y selecto; con frecuencia, familiar, llano y sencillo; empleo de romance para que el pueblo comprenda; tono menos elevado que el de la épica, ya que esta lo hace por el carácter heroico
Expresiones pintorescas, comparaciones vulgares; familiar, llano, sencillo; se eleva en la épica por el carácter heroico
Temática
Temas eruditos, del saber escrito al que no tiene acceso sin estudio, como la vida de Alejandro
De directa observación de la vida ordinaria, de la experiencia, acontecimientos del país, accesibles a todos; temas contemporáneos

Cabe destacar que "mester" deriva filológicamente de la palabra latina "magister, magistri", "maestro, tutor". Semánticamente hubo un desplazamiento, por lo que en la época medieval significa "oficio, escuela". El mester de clerecía se prolongó desde mediados del Siglo XIII hasta finales del Siglo XIV. En el primer caso, se mantiene o se atiene con rigor a la métrica; las obras son anónimas- con excepción de Berceo- y de carácter impersonal. En el segundo, las formas poéticas son distintas, de carácter lírico y metro más breve o versos de 10 y 6 sílabas; aparecen las grandes obras literarias, como las del Canciller de Ayala y el Arcipreste de Hita.